Un encontronazu en el autobús

¡ Cagonros! Lo que tardó el autobús en llegar, ¡ joder!
eren les doce, coño la hora de tomar el pinchu y yo en la pará, esperando facía un cutu que se esparrabayaba el peyeyu. Cuando ya creí que se había quedao en les cocheres, fue cuando lu ví doblar la esquina.Lo que faltaba ¡ me cagontu! venía atiborrau, aquéllo parecía como si hubieran estado recogiendo a tos los de la mareona del sporting, era exagerao. Yo por supuesto nun estaba dispuestu a quedame ni un minut más en tierra, p'a eso pago mis impuestos, así que como sardines en lata íbamos tos, ni un sitiu, aquello ¡era el acabose! Agarreme como un mono a un trozu de barandilla que había libre, dijeme de aquí nun me suelta nadie, cuando aquéllo empezó a andar.
Entonces fijeme en un guaje que llevaba unes pintes, ná uno de esos que nun saben de ná y visten como el demonio, vamos que dá pena velos, mira que era mal hechu el condenau, la cabecina como un garbanzu y luego llevaba un sombreru más grande que él, con una cinta, digo yo que menudes mariconaes.Pero coño que mala leche tenía el guaje de los demonios, de repente salió con un:
_¡Nun me toque que va a cobrar!
Dejóme acojonau y to porque decía que lu había pisao un paisano, él que no tenía ni media cara p'a llevar una hostia. Cagonros na más que vió un sitiu libre tirose como un condenau a por él, el cachu mierda.
Yo en tos entraronme unes ganes de baxiar que nun veas, necesitaba que me diera el aire, estaba asfixiau entre tanta xente, el ambiente estaba cargaón, con lo cuál baxé una parada antes, porque con tantos empeñones estaben revolviéndome dolor de cabeza.
Dos hores más tarde vuelvo a ver al guaje, pero esta vez íba acompañau de otru elemento, decíai que debía poner un botón más en el abrigu p'a no llevar esi escote. Tendría mieu de que cogiera fríu. ¡Na mariconaes de guajes!

MACRU.