tantas vidas pasadas,
tantas imágenes vistas
y muertes cercanas.
Ha sobrevivido a las guerras,
Al estallido de sus bombas,
a hogares destrozados
y cuerpos mutilados.
Siempre recordarán sus oídos,
el más triste sonido
de aquéllos disparos secos,
que anunciaban nuevos muertos.

Demasiadas imágenes
quedaron gravadas en su mente,
tanques, militares, uniformes,
huérfanos, miedo, hambre,
pánico y el correr por las calles
Sin saber muy bien a donde.
¡Cuántas colas ha hecho!
para un trocito de pan,
que llevar a su frágil cuerpo.
Difícil fue su infancia
dentro de su hogar,
demasiados hermanos
y poco con que alimentar.
Así que a muy corta edad,
Se tuvo que poner a trabajar,
recolectando en el campo,
en el lavadero lavando
y en la casa ayudando

que poder llevar a su hogar.
Su madre una mujer viuda,
se sentía muy apenada,
por no poder dar a sus hijos
todo lo que necesitaban.
Con el transcurrir de los años,
se convirtió en una bella joven
a la que los muchachos del pueblo
perseguían por sus dotes.
En unas fiestas Patronales,
conoció un muchacho fino,
estudioso, guapo y listo.
Que con sus múltiples detalles
la supo conquistar
y en un corto período de tiempo,
se decidieron casar.
No fue una novia feliz,
las fotos que guarda de entonces
así lo hacen sentir.
Su bello rostro desencajado,
y aquél vestido negro
que una vecina suya
para tal evento
le había prestado.
Una corta ceremonia
unió sus dos personas,
nada de suntuosos banquetes,
tan solo un viaje corto
a las tierras de Albacete.
Allí comenzó su nueva vida
como mujer ya casada,
atendiendo a su marido
y las tareas de la casa.
Pronto llegaron los hijos
que los llenó de alegría,
y cuando todo les sonreía,
un maldito accidente,
acabó con el amor de su vida.

de tan linda unión
y no tuvo lágrimas bastantes
para llorar su adiós.
Sacó fuerzas de su flaqueza
y se puso a trabajar,
con ello podría alimentar
de nuevo a su triste hogar.
Llevó a sus niños a la escuela
quería darles una educación,
pues no quería que pasaran,
por su misma situación.
Muchos años de lucha,
muchos de trabajo
que le fueron recompensados,

sus hijos también formaron.
Llegada la ancianidad
Se siente inmensamente querida
Rodeada de hijos nietos,
vive una vejez tranquila.
En su rostro arrugado,
En sus manos agrietadas,
en su cuerpo delgado,
quedan las secuelas
de la vida que ha pasado.
Cada nuevo día
es un regalo de Dios
Y un solo deseo le pide,
que el día que se la lleve
la acerque.
MACRU
a quien tanto amo.
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