Comencé a caminar por el sendero de piedras pulidas y brillantes, el agua a su paso serpenteaba sorteando las rocas, rozando el carrizo de las orillas. Una incesante lluvia otoñal me acompañó durante todo el camino, la naturaleza me mostraba abierta de para en par sus hábitos más bellos, prados de hierba húmeda que daban al paisaje todas las tonalidades verdes que se pueda imaginar. Oía el crujir de hojas a mi paso, mientras ascendía mi respiración más se aceleraba, atisbo a lo lejos el pequeño oratorio que da entrada al pueblo. Una vez allí tomo asiento en un promontorio debajo del tejo, ese árbol milenario que me arropa a mi llegada con sus largas barbas.
Observo por unos instantes la belleza que me rodea, las menudas vegetaciones de sus breñas, los amplios pastizales de laderas, ésta tierra que en tiempos pasados fue pintada por poetas, rapsodas y pintores que dejaron en su lienzo el níveo color de la caliza, su silueta perfilada.
Cuántos recuerdos se agolpan en mi mente del primer día que estuve aquí, fue entonces cuando conocí a la Señora María, una mujer menuda de cuerpo encorvado por los años, de rugoso y curtido rostro donde destacaban unos ojos verdes profundos como el mar. La encontré cortando leña, realizaba el trabajo con total maestría, a pesar de que sus dedos mostraban la deformación a causa de la artritis que padecía desde hace años. Vivía sola en ésta casa situada en una pequeña aldea, donde ya solo quedaban ocho habitantes, era uno de esos pueblos llamados fantasma.
_¡ Vaya !_Exclamó la mujer entre sorprendida y emocionada al percatarse de mi presencia.
_ Vengo buscando a la Señora María_dije mientras sonreía tendiéndole la mano como saludo. Ella dejó el hacha a un lado, limpió sus manos en su delantal de cuadros negros y blancos y acercándose.
_Pues aquí la tienes fía_ dijo en tono de amabilidad recogiendo mis manos entre las suyas de volviéndome el saludo.
_Y bien ¿Qué ye lo que puedo facer por ti fía?__
_Ando recopilando datos sobre los pueblos que se han ido quedando sin habitantes, estoy intentando hacer un libro para dar a conocer cómo viven sus gentes, aquéllos lugareños que aún permanecen en éstos mal llamados pueblos fantasma. Además me he enamorado de éste lugar San Miguel de las Cuevas, había estado en otras ocasiones pero desconocía que aquí arriba pudiera vivir alguien. Abajo en el cruce hay una taberna y el Señor Fino que es el que lo regenta me habló de Vd. de los vecinos que aún habitan en éstas tierras. Me dijo que Vd. mejor que nadie podría contarme todo lo que concierne sobre el pueblo y bueno quise acercarme a conocerla_
_Ay fía, yo tengo poco que contar, vivo aquí sola desde haz más de cuarenta años, nun sé en qué pué ayúdate una vieya como yo. Pero vamos p'adentru parez que atenebró l'día, fai un cutu qu'escarabaya e'l pelleyu_ dijo ésto mientras recogía unos troncos en su delantal y se adentraba en la casa. Ante el zaguán de entrada descalzó sus pies de las madreñas que portaba, quedándose con una especie de zapatillas que dejaban entrever sus dedos deformados por los juanetes. Me dijo que ella misma los tejía y que se llamaban escarpinos.
_Lo mejor p'a éstos fríos son les madreñes, Asturies ye tierra de madreñes, ye lo mejor p'andar por los caminos y les caleyes en los pueblos, cuando fai nieve pongoíos los barayones y nun hay peligru de resbalar_ dice ésto enseñándome un aramazón de madera que se sujeta en las madreñas.
_Mi marido era un buen madreñeru, dedicóse muchos años a fabricáles_Y ¿ Cómo dices que te llames?-
_Adela_respondí
_Pero pasa, pasa Adela p'al'llar tengo un buen fueu, p'a callentar el cuerpu, voy a day más fuercia con éstos troncos, pues como ves tengo colgau el calderu de les calamiyeres, pillásteme faciéndo el pote, tien buen olor, fícelu con berces, chorizu, tocín y morcilla, ye lo que más me gusta p'a callentar la tripa. Siéntate en el escañu, yo voy a atrancar la puerta col cariyón p'a que no se marche el callor._
_Gracias Señora María, la verdad que tiene una casa muy acogedora y cuénteme ¿ Cómo llegó Vd. a vivir aquí?_
_Ay fía, ésta casa tien muchos años, aquí vivieron mis padres, mi padre fízola con sus propies manos. Aquí nací yo, cuando me casé y murrieron mis padres vine a vivir, aquí tuve los fíos y en esti cementeriu tengo enterrau al maríu, nun puedo dejálu solu_ Me dice esto mientras me acerca un cuencu de leche y un trozo de boroña que ella misma elabora en la mesera.
_¿Escalecisti el friyo?_
_Sí, gracias ya estoy entrando en calor, Sra María¿ Hubo muchos vecinos en este pueblo?_En su tiempu hubo muchos y también neños, ahí p'abaxo había una escuelina y la aldea quedóseles pequeña, y poco a poco fueron marchando p'a la ciudad con el tiempu y el abandonu esbarrúmbábense les paredes de les cases, los téyaus de los hórreos apodreciéronse, nadie se ocupaba de elles y fuímos quedando solos hasta quedar los pocos que somos hoy_
_Y perdóneme Señora María,¿ Qué pasó con su marido?_
_ Era un gran traballador, un buen mozu en su tiempu_ En esos momentos se levanta acercándose a la alacena y abriendo uno de sus cajones saca una imagen y vuelve sobre sus pasos sentándose a mi lado. Me muestra una foto gastada por los años en un color sepia, puedo discernir a un muchaho vestido a la usanza del pueblo, de complexión fuerte y ojos almendrados. Reconozco la casa, es la misma en la que ahora me encuentro._
_ Antón, así lu conocíen en el pueblu, fué muy buenu conmigo, dióme dos fíos maravillosos, pero Dios llevómelu muy pronto del míu lau_ Observo como hace rodar entre sus dedos una alianza que brilla entre sus manos._
_Fue un accidente, marchó con el carru d'esquirpia por éstes caleyes empedraes, p'allá p'abaxo donde tenemos les vegues, allí crécenos el maíz, les patates, les hortalices y cerca de allí tenemos los manzanos. Probe iba a recoger les manazanes p'atréles al llagar, antes facíamos sidra, pero...parez que sei olvidó colocar el estadoñu y viniendo p'acá p'arriba callói la carga encima, volcóisei el carru y matómelu. El perru que siempre lu acompañaba fue el que me avisó_
_Cuanto lo siento Señora María debieron de ser momentos muy duros para Vd._
_ Fueron momentos muy difíciles fía, porque además de les tarees de la casa, tenía que ir al campu, cuidar el ganau, los fíos, pero tenía que tirar p'alante era la ley de Dios_
_¿Y sus hijos?_
_Los fíos nun quieren esto, crecen y quieren una vida mejor, p'a ellos la ciudad ye donde está to. El mayor de los míos fíos Luciano ye el que más tardó en marchar, ayudóme mucho, arreglóme la casa, pero claro conoció una mocina, casóse y nun quiso saber más ná de todo esto. Yo no oíslo reprocho son xovenes, siempre que el traballu y os lo permite fácenme una visita_
_Y ¿ Nunca le llamó la atención dejar el pueblo e irse a la ciudad?_
_ No fía, ellso pidiéronmelo mil veces, pero yo tengo todo lo que necesito aquí. Cuando ye domingo vístome p'a ir p'a la ilesina, hágoi una visita a mi Antón llevói unes flores, falo un poco con el Señor Cura y p'a casa. Y cuando no, tengo reuniones con los vecinos p'a la matanza del gochu, o el trillau del cereal, p'a obtener el granu. También cuando vien el tiempu de les esfoyaces. Mira ahora estamos en el tiempo de la gueta, p'a recoger castañes, bueno yo disfruto mucho de ésta tierra._
_Y ¿ Nunca se puso enferma Señora María?_
_ Ay fía, gracies a Dios nunca padecí de muches enfermedades, home tuve algún catarru, que yo curé con los remedios que me enseñó mi santa madre, que en paz descanse, y fuéme bien, además cada quince dias bien el carteru Xuan, que tráime les noticies del pueblu, fala un poquitín conmigu, tráeme les medicines y algún recadín que necesite y si pasa algo llama al médicu p'a que nos vea_
_Y ¿ No pasa miedo aquí sola?_
_ Nun fía, que mieu va a pasar una vieya como yo, a quien y va interesar y luego tengo el perru que aunque ye tan vieyu como yo avisame.Home el añu pasau en el invierno derrumbióse el ríu y buenu pasélo mal pensando en que llegaríame a la casa pero buenu fue un sustu ná más_
_ Bueno Señora María, la dejo no quiero molestarla más, gracias por su hospitalidad_
_ No hay de qué fía, aquí me tienes p'a lo que tengas a bien. Adela ¡ oye! cuando faigas esi llibru traémelu quieru velu, nun sé leer, pero gustaríame velu_
_No se preocupe Señora María que volveré para traérle uno y yo misma se lo leeré_
_Gracies fía, Dios te lo pague, Adela espera_la mujer se acercó al escañu donde hace unos minutos habíamos estado sentadas al fuego, sacó unas madreña y acercándose a mi me dijo:_
_Toma, van facete falta si subes mucho por éstos caminos, si vuelves pronto te tendré preparados unos escarpinos_
_Gracias Señora María_ dije mientras me fundía en un abrazo con ella.
_ Char pel atayu_ me dijo indicándome un camino al parecer más corto_
_ Vete con Dios fía, adiós_
_ Adiós Sra. María_
Volví unos meses después por allí, le iba informando como marchaba el libro y lo cerca que estaba de que viera la luz, ella parecía estar muy ilusionada. En alguna de mis visitas pude verla como elaboraba con el argadiellu las madejas para tejer los escarpinos, uno de ellos me los regaló. Me costó aprender a andar en madreñes por el pueblo, me enseñó la aldea, disfruté de sus gentes, pero sobre todo se formó un gran vínculo entre la Señora María y yo.
Por fin un diez de noviembre veía la luz el libro "Mis vivencias en un pueblo fantasma" tuvo muy buena acogida por parte del público, aquéllo me llenó de ilusión, tenía muchas ganas de darle a conocer todo el éxito a la Señora María.
Volví al pueblo con suma alegría, pero lamentablemente al hacer la parada de rigor en la taberna del Señor Fino, me asaltó la noticia. La Señora María había fallecido dulcemente mientras dormía.
Hoy he vuelto a acercarme por aquí como en tantas ocasiones, necesitaba aspirar el olor de ésta tierra más que nunca, esa tierra que ella tanto amó. Ahora yace reconfortada al lado por fin de su marido, descanse en paz.
Ahora miro con melancolía todo aquéllo que la rodeó tantos años, todo lo que queda sin decirle y ahora ha perdido para siempre, ella vivirá en mi corazón.
He pasado por aquí como el viento, he aspirado su olor,vivido con sus gentes, ahora debo de dormir, para seguir mi camino.
MACRU
Encantome el relato, y el blog es una pasada, sigue así, ye un placer leer tus relatos. Besitos y animos.
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